Karen Lamassonne: "Baños"

Miguel González · Museo de Arte Moderno · 2 minute read

El despiste es doble al usar acuarela y pintar como argumento el baño. Sin transparencias, veladuras o amaneramientos académicos, la "aguada", para Karen Lamassonne, es una forma de realismo crudo y disonante. Redefiniendo una utilización y advirtiendo ironicamente sobre los ridículos paisajes de Cartagena, La Ermita o el cerro de Monserrate, que de pronto aparecen asaltando la buena fé y la ignorancia virgen.

Pero la utilización de una técnica desacostumbrada: de un ejercicio del agua, no es el único elemento con que Lamassonne agrede. El argumento contemplativo traslada la acción de pintar de la sala al inodoro, del estudio a la ducha, del caballete al bidet. Las naturalezas muertas están compuestas esta vez por papel higiénico, desodorante, champú y jabones. Los humanos se bañan o defecan. Luz y sombra apelan a cortinas de plástico, baldosines, jaboneras o puertas impermeables.

Pero la vía del disgusto no se queda tampoco allí. Es distorcionada la perpectiva y el dibujo caprichosamente alterado. Los ángulos más inusuales son escogidos para elaborar situaciones que enseñan escenas recortadas, indicativas de lo esencial para que este trabajo posea unidad, personalidad y el entusiasmo de un pintor-mujer, adentrado a la intimidad de la verguenza, el pudor, la especulación o el experimento.

De la castidad, el dolor, el placer del tumulto o la soledad húmeda clandestina. Karen Lamassonne, se me antoja también crítica y humorista, a la manera de Buñuel y por el sendero estrecho del distanciamiento.

Miguel González, Curador Museo de Arte Moderno, Cali, Noviembre de 1979